5 antibióticos de nueva generación que podrían salvarte la vida
La amenaza de la resistencia al tratamiento con antibióticos no es cosa de burla: según la OMS algunas enfermedades, incluyendo la malaria, la tuberculosis y la neumonía, podrían no tener “terapias efectivas dentro de los próximos 10 años”. Es más, el 70 por ciento de las infecciones bacterianas contraídas en el hospital en los Estado Unidos – las cuales matan a 90 000 estadounidenses al año – son resistentes por lo menos a un fármaco, de acuerdo con el Centro de Control y Prevención de Enfermedades. Pero los científicos están trabajando duro para encontrar antibióticos más potentes, y están descubriendolos en los lugares más extraños, desde las venas del cocodrilo a los fármacos para el colesterol.
1. Sangre de cocodriloEl cocodrilo combate las infecciones mucho mejor de lo que lo hacen los humanos, tal vez debido a una adaptación que estimula la curación rápida de las heridas. Recientes pruebas de laboratorio demuestran que minúsculas cantidades de extractos de sangre de cocodrilo – algunos científicos lo llaman “alligacin” – acaba con muchos microbios, incluyendo al Estafilococo Aureus Meticilin Resistente (MRSA), y ayuda a combatir el VIH.
2. Piel de ranaEl año pasado, científicos italianos aislaron proteínas cortas llamadas péptidos antimicrobiales en la piel de las ranas y los probaron en variedad de bacterias resistentes a múltiples fármacos. Los péptidos no sólo acabaron con las bacterias directamente, sino que además elevaron los niveles del sistema inmune del huésped ayudando a eliminar la infección más rápidamente.
Los péptidos son tan frágiles ya que se rompen rápidamente dentro de la sangre; no obstante, los investigadores hallaron uno que acabó con 5 especies de bacterias en presencia de sangre. Entre los microorganismos afectados estaban tres de los que normalmente causan infecciones contraídas en el hospital o nosocomiales mortales, incluyendo al Estafiloco Aureus y dos bacterias patógenas emergentes, las Stenotrophomonas maltophilia y Acinetobacter baumannii, que cada vez más son la causa de las infecciones nosocomiales en las unidades de cuidados intensivos.
3. Moléculas sintéticasLos investigadores de la Universidad del Noroeste crearon recientemente mediante ingeniería versiones de péptidos antimicrobiales para hacerlos más fuertes. Llamados peptoides, estas moléculas sintéticas son más fuertes que los péptidos naturales, estos últimos más abundantes en el cuerpo, y son más baratos de producir. Cuando los científicos los añadieron a cultivos de seis bacterias conocidas por causar intoxicaciones alimentarias, neumonías nosocomiales e infecciones cardíacas y del oído, los péptidos acabaron con todas.
4. Fagos focalizados
Si la bacteria evoluciona para hacerse resistente a los fármacos, ¿por qué no someter a los microbios que luchan contra las bacterias, llamados fagos, a que evolucionen con ellas? Cuando se ingieren o se aplican por vía tópica, los fagos curan infecciones pero dejan sólos al resto del cuerpo y a las bacterias “buenas”. La conocida como terapia mediante fagos es muy usada en Europa del Este y actualmente en Estados Unidos está sometida a un ensayo clínico. Puesto que los fagos han evolucionado con sus bacterias objetivo durante miles de millones de años, podrían resolver el problema de la resistencia a los antibióticos; el inconveniente es que cada cepa de bacterias requiere que confeccionemos su propio cóctel de fagos, aunque podrían pasar muchos años antes de que los doctores tuvieran una amplia gama de fagos apropiados a su disposición.
5. Fármacos para el colesterol
Thus, researchers wonder whether cholesterol-lowering compounds might act as a new sort of antibiotic. Mice given the drug and then infected with MRSA had 98 percent less bacteria than mice not given the drug.
La bacteria MRSA produce un antioxidante que ayuda a destruir los radicales libres tóxicos generados en los procesos de lucha contra la infección. El antioxidante, según encontraron los científicos, es producido a través de un proceso similar al usado por los humanos para fabricar el colesterol. De este modo, los investigadores se preguntan si los compuestos que disminuyen el colesterol podrían actuar como una nueva clase de antibióticos. Las ratones a los que se les administró el fármaco y se infectó con MRSA tenían el 98 por ciento menos de bacterias que los ratones a los que no se les dió el fármaco.