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sábado, 22 de marzo de 2008

Nuevos hallazgos sobre el cerebro conducen a un tratamiento para los trastornos alimentarios



El descubrimiento del sistema cerebral también llamado melanocortina y su papel central en el control del apetito ha allanado el camino para posibilidades completamente nuevas de tratamiento para la obesidad y la anorexia. En el último número de la prestigiosa revista Nature Reviews Drug Discovery, el investigador de la Universidad de Uppsala Jarl Wikberg y uno de sus asociados presentan una revisión de la investigación pionera en este campo que él y otros científicos habían dirigido durante casi dos décadas.

El mapeado del sistema de la melanocortina se hizo posible por la clonación de los genes de cinco receptores diferentes de melanocortina, lo que fue llevado a cabo por Jarl Wikberg en colaboración con otros investigadores en los inicios de la década de los 90.

“El sistema de la melanocortina controla el equilibrio energético y regula cuánto comemos y cuánta energía usa el cuerpo. El resultado de todo esto es que mantenemos el peso de nuestro cuerpo”, dice Jarl Wikberg.

Pero las cosas pueden estropearse. Es un sistema altamente complejo, e incluso los pequeños desequilibrios puede suponer considerables cambios. Por ejemplo, el sistema de la melanocortina está expuesto a grandes variaciones genéticas, y muchas mutaciones conducen a la obesidad extrema en edades tempranas. Semejantes mutaciones se encuentran entre el tres y el seis por ciento de los niños que tienen estos problemas.

“También hay mutaciones que afectan al sistema en la dirección contraria, y estas podrían ser una explicación para la anorexia”.

Estos descubrimientos han provocado un más que considerable desarrollo de fármacos por parte de las compañías farmacéuticas que tienen como objetivo los receptores de melanocortina, para el tratamiento de los desórdenes alimenticios. Como dato interesante, el mismo sistema se ha demostrado que también está implicado en la regulación de la conducta sexual, y esto tiene un resultado en la creación de fármacos para tratar también la disminución de la líbido.

“En hombres ha sido aceptado como tratamiento, pero aún es un tratamiento controvertido para las mujeres. Será interesante ver cómo un tratamiento efectivo para la disminución de la líbido será recibido en el futuro”, dice Jarl Wikberg.